En tu fiesta me colé

«Allí me colé y en tu fiesta me planté, Coca-cola para todos y algo de comer. Mucha niña mona pero ninguna sola, luces de colores, lo pasaré bien…»

¿Quién no conoce esa canción? Pues describe a la perfección lo que nos sucedió el otro día por la noche…

Hace unos días, como de costumbre, decidimos a ir a una cafetería muy chula que hay en nuestro edificio para tomarnos un algo y, de paso, cenar. Al llegar a la puerta nos percatamos de que estaba más iluminado de lo habitual y tenían guirnaldas y adornos por todas partes.

No le dimos mucha importancia, así que entramos y nos dispusimos a sentarnos cuando…Una de las camareras nos abordó y nos dijo que, por favor, firmáramos en la pared por su primer aniversario y, acto seguido, nos dio una especia de papeleta muy mona con el nombre de dos bebidas escritas, ¡ah! que es su primer aniversario y están invitado a una consumición, a modo de celebración, pensamos, qué bien. Aún así, buscamos el sofá de siempre para sentarnos y tomarnos un café tranquilamente, pero, para nuestra sorpresa, no había nada allí…


La misma camarera nos dijo muy amablemente que subiéramos al segundo piso y nos sentáramos mientras venían a atendernos. En esos momentos escuchamos como unas personas detrás de la barra, más arreglados de lo normal, preguntaban que quién narices éramos nosotros…y la amable camarera, de repente, se dio la vuelta y nos indicó que, por favor, subiéramos al segundo piso (de una vez…debió pensar). No sabemos qué es lo que hablaron y qué era aquello, pero de repente empezamos a atar cabos…
El local estaba lleno de hombres elegantemente vestidos e incluso trajeados, chicas con ropa de fiesta y con un aire poco Huhotense, esa clase de gente que no ves por la calle y tan poco describe a esta ciudad, supusimos que se trataba de la Jet Set del lugar y que debían de estar invitados al evento que se celebraba allí esa noche, al cual, no estábamos invitados. Nos habíamos colado en la fiesta de alguien con todo el descaro del mundo.

Sentados en la mesa empezamos a flipar un poco y a pensar en qué narices hacíamos allí, hacía rato que nos habíamos sentado y nadie venía a explicarnos qué pasaba realmente, nosotros sólo queríamos un batido o un café, pero aquella noche, parecía imposible conseguirlo. Estábamos a punto de irnos cuando, de repente, la camarera de siempre se acercó y nos explicó qué es lo que se estaba cociendo allí: Era el primer aniversario del local, una fiesta privada con los amigos/clientes más cercanos, catering, bebidas y todo lo que se quisiera y además, una rifa con productos típicos del local como café de Colombia, vino australiano y demás chorradas que les gustan a los esnobs de aquí, y nada, ahí estábamos, en medio del cotarro. Le dijimos que no lo sabíamos, así que nos iríamos, pero tanto ella como la dueña insistieron en que siempre unos amigos extranjeros son bien recibidos por allí, y como nos habían visto varias veces allí, éramos unos invitados más. Nos quedamos de piedra ya que acto seguido vinieron con la carta de bebidas y nos trajeron, por la cara, uno de los cafés más caros que tenían: café de Colombia, que normalmente un vaso suele costar 64 Yuanes (unos 7€ al cambio) así que flipamos un poco. ¿De verdad era gratis o nos pegarían el sablazo al salir?

Al rato subió la jefa y aunque nosotros aún estábamos muertos de vergüenza por todo aquello, nos dijo que era el momento de bajar a la planta de abajo a divertirse, que habría un chico tocando la guitarra y cantando y tal, una rifa y comida y vino tinto para todos. La verdad que era una fiesta en toda regla y, al final, pensamos que lo mejor era disfrutarla como se debía.

Bajamos, escuchamos a un chaval chino tocar la guitarra bastante bien, comimos tarta de queso con queso chino/mongol (rara pero rica) y mogollón de mermelada, bebimos vino tinto chileno (lo mejor que he bebido por aquí) y charlamos con los dueños e invitados reales de la fiesta.


Estuvo bastante bien, ya que, para bien o para mal, los guiris somos bien recibidos en todas partes y despertamos mucha curiosidad por lo que los organizadores de la fiesta, después de todo, estaban encantados de que nos hubiéramos colado por allí…

Al final de todo, hicieron una rifa con las papeletas que comenté al principio, al final resultó que no eran la consumición que pensamos al principio, sino nuestras participaciones a dicha rifa. No nos tocó nada porque nos fuimos antes de que terminara, nos despedimos de todo fingiendo que teníamos mucho que estudiar (supongo que para un café a media tarde, ya habíamos tenido suficiente) y nos marchamos para casa.

Al salir nos dimos cuenta de que tenían un cartel en la puerta que decía “Fiesta de primer aniversario, os esperamos”, supongo que esto nos pasa por no leer…

¡Hasta la próxima aventura!